jueves, 24 de febrero de 2011

Prólogo.

Nueva York, 1984.

La podrida madera de las escaleras crujió bajo el peso de las botas de la chica, que subía rapidamente por ellas, hacia la azotea del edificio. Abrió una pesada puerta de metal, que chirrió sobre sus goznes oxidados y respiró hondo, llenando sus pulmones del aire fresco del atardecer. Dio varias vueltas sobre sí misma, como lo haría una bailarina en una actuación de prestigio y sonrió a la nada, con los ojos cerrados y el pelo castaño claro arremolinándose alrededor de su fino y pálido rostro, como el de una muñeca de porcelana.
Con una última vuelta, abrió sus ojos azul hielo y miró al cielo anaranjado con recelo. Había escogido aquel momento del día para su cometido y debería darse prisa antes de que el crepúsculo diese paso a una noche que amenazaba lluvia.
Cassidy Jones amaba el atardecer. A su punto de vista, era el único momento del día en que la luna y el sol se encontraban por fin, tras muchas horas de angustia a consumir en un largo beso de amor prohibido. Solía encontrar un significado fantástico a muchos de los fenómenos naturales. Sentía que su deber era llorar bajo la lluvia, porque era cuando las nubes lloraban y ella las imitaba en consideración.
Vivía en un continuo estado de ausencia del mundo real y eran pocas las veces en las que estaba escuchando realmente a otra persona o que entendía lo que explicaba el profesor. Otras veces podía irse sin darse cuenta, sin importarle que le estuviesen hablando, y entretenerse mirando una sombra con una forma curiosa o el vuelo de una mariposa que pasara por allí.
Se acercó a la barandilla y se asomó.
-La luna y el sol serán testigos- declaró en un susurro-, de que hoy voy a subir al Cielo. Y luego volveré. Y contaré a todos lo que he visto allí.
Con un salto casi felino, se subió al borde y miró hacia abajo. Pocos coches pasaban ya por aquella carretera estrecha y apenas se oían un par de saludos superficiales de gente que, con paso apresurado, corría a resguardarse de la lluvia que amenazaba.
Extendió los brazos cual equilibrista en la cuerda floja y, con una última sonrisa, gritó al cielo.
-El atardecer se teñirá de mi sangre.
Acto seguido, inclinó su cuerpo y se dejó caer, siete pisos hacia el vacío.
"Voy a ser un ángel" pensó mientras caía, "un ángel que sube al cielo después de caer"
Cassidy Jones murió en el acto, con los brazos en una retorcida e imposible posición y el cráneo aplastado contra la acera.
La ambulancia tardó demasiado. Pero nadie volvió a recordar a Cassidy.

9 comentarios:

  1. :o me encanta ;D me encanta esta chica :( ¬¬ pobre mira que no la recuerde nadie que verguenza XD ;D un besazo me encanta enserio ;D

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado el prólogo. :) Espero con ansias más. :D

    ResponderEliminar
  3. Qué bueno!! Me ha encantadoooooo
    Te sigo, por supuestísimo hahahha
    Espero que subas pronto más, esto promete ser genial! xD
    Por cierto yo también tengo un blog, si te apetece pasarte te dejo el link: :)
    www.losfantasmasdeeos.blogspot.com

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado, un beso.
    Si te aburres pasate por mi blog.

    ResponderEliminar
  5. Guau! Que trágico e interesante.

    Espero que sigas escribiendo.Te pondré en los blogs que tengo que leer apasionadamente =)

    Un beso, te sigo!

    ResponderEliminar
  6. GUay... sin palabras.. un comienzo bestial para lo que supongo será una continuación realmente intrigadora... Tengo ganas de saber y poder leer esta historia.
    Te sigo y si puedes pasate por mi blog. www.historiadelareinadelanoche.blogspot.com.
    ME gusta como escribes. bss

    ResponderEliminar
  7. Me ha encantado este prólogo y ya estoy deseando leer lo siguiente.
    Te sigo :)

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar